Federico Rossi: "Como entrenador uno siempre cree que se puede mejorar más"

Federico Rossi junto con Andrea Berrino

• Federico Rossi es el entrenador de la nadadora argentina Andrea Berrino. La joven es oriunda de Río Tercero y a los 13 años se mudó a Córdoba Capital para continuar su sueño de ser una nadadora de elite. Sin embargo a los 17 años le diagnosticaron un problema congénito en su columna vertebral: fuerte tendinitis producto de una escoliosis, espina bífida fue el diagnóstico médico que quiso detener su sueño. Le habían recomendado que no continuase nadando, pero su entrenador la alentó a seguir luchando a pesar de los dolores. Hoy Andrea con tan solo 20 años es una de las promesas de la natación argentina. Obtuvo siete medallas en el Sudamericano disputado en Mar del Plata y desde octubre del 2013 lleva acumuladas 28 medallas. En lo que va del 2014 tiene doce récords argentinos absolutos en individuales y relevos.

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  Federico Rossi contó como fue el trabajo realizado con Berrino: 
  
  
  -¿Cómo vivieron el momento cuando le diagnosticaron a Andreael problema congénito en la columna vertebral?
  -Lo tomamos con tranquilidad. Creyendo que habría otro camino y nos ocupamos de buscar soluciones. Nadie nos ha dicho que la vida sería un lecho de pétalos de rosas, por lo tanto se vivió como algo más a superar y seguramente no será la última barrera. Habrá muchas más en el recorrido que queda.
  
  
  -Muchos le aconsejaron que no debía seguir compitiendo, sin embargo le dijiste que los resultados iban a llegar y así fue ¿Qué te llevó a creer que iba a salir adelante?
  -Fundamentalmente confié en mi trabajo, en mis condiciones y la capacidad que puedo tener para trabajar profesionalmente. No sólo con ella sino con el resto de mis deportistas. He sido durante 12 años preparador físico de Soledad García, ella para ganar tres medallas olímpicas, también pasó momentos malos. Como todos en la vida.
  
  
  -¿Qué consejos le dabas a Andrea para que siga entrenando y poder cumplir su sueño?
  -No soy de aconsejar. Sólo me interesaba trabajar para que cada mes que pasaba ella estuviese un poco mejor y vea alguna evolución. La acompañaba a todos lados, médicos, fisioterapeutas, masajistas y todo lo que hiciera falta para verla feliz.
  
  
  -¿Qué balance hacés del desempeño hacés de Andrea en lo que fue el Sudamericano en Mar del Plata?
  -En términos generales fue bueno. Obtuvo siete medallas en siete pruebas y cuatro récords argentinos, dos en relevos y los dos en espalda en 100 y 200 mts que había hecho en pileta corta y que quería bajar en larga. Pero como entrenador uno siempre cree que se puede mejorar más. Creo que si bien ganó la medalla de oro en los 200 e hizo récord argentino, ese tiempo no fue tan bueno ni para ella ni para mi.
  
  
  -Hoy si mirás para atrás, ¿ves que valió la pena seguir luchando ?
  -Sinceramente no miro ni para atrás ni para adelante. Sólo hay dos días al año en donde no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y el otro mañana. Por lo tanto sólo quiero concentrarme en hacer bien lo que debo hacer hoy. Seguramente lo que pase mañana será una consecuencia de ésto. A todos nos rige la misma ley: causa-efecto. Por otra parte, estamos a mitad de camino aún no es tiempo de hacer balances.
  
  
  -¿Qué consejos le darías a los deportistas que ante un diagnostico medico que pareciera malo deciden no continuar con sus sueños?
  -El diagnóstico de Andrea no fue malo, fue excelente y preciso. Solo que nadie contaba en que tendríamos la voluntad suficiente para intentar superarlo durante dos años. Como te dije no doy consejos. Sólo que en medicina 2 + 2 no siempre es 4. No todos los seres humanos reaccionan de igual manera a mismos tratamientos ni tampoco todos los profesionales de la medicina van por un solo camino. Es muy común entre los médicos realizar interconsultas, por lo tanto no hay nada de malo en buscar segundas, terceras, cuartas o la cantidad que sean necesarias de opiniones profesionales hasta encontrar un camino. Cuando se persigue un sueño y realmente se lo desea con el alma se agota hasta la última instancia para hacerlo realidad.